
Fuente: [Correo de los Viernes]
Fuente video: [Historias Innecesarias]
Read more: ¿Quién(es) tiene(n) miedo de que se sepa la verdad?El hecho policial más grave de la historia del Uruguay sepultado entre gallos y medianoche. Varias preguntas sin responder. Un periodista amedrentado trece años después. Si había dudas, las amenazas que recibió el periodista Alfonso Lessa lo confirman: el Cr. Saúl Feldman, de probados vínculos con grupos de izquierda, no actuó sólo. Sus cómplices están sueltos y tienen miedo de que se sepa la verdad.
El viernes de la semana pasada, la Sociedad Interamericana de Prensa denunció que el reconocido periodista, escritor y docente, Alfonso Lessa, había recibido «amenazas por diversas vías, así como advertencias concretas« debido a un informe periodístico emitido a finales del mes de agosto del presente, en el marco del ciclo Otra Mirada (Canal 4). Lessa sufrió una extraña e intimidatoria persecución por la ruta interbalnearia luego de investigar y denunciar públicamente las múltiples irregularidades en el proceso que llevó al veloz archivo del «caso Feldman» en 2009.
«Encontré en esta investigación muchos elementos que me llamaron la atención, ciertas contradicciones […] cosas que faltan, información que no se conoció públicamente. Un montón de cosas que hacen que por lo menos sea llamativo todo esto y evidentemente había alguien con la intención de que yo no diera a luz este informe«, dijo Lessa en entrevista con El País.
Repasemos el caso y veamos a quién(es) no le(s) interesa que se sepa la verdad.
En la noche del 30 de octubre del 2009, pocos días después de las elecciones nacionales de ese año, un camión de bomberos acudió a apagar un incendio en una vivienda de la calle Elba 4210, en el barrio Aires Puros de la capital. Un hallazgo asombroso: el incendio había sido provocado por una cantidad inusitada de pólvora acumulada en la vivienda, en la que además había un enorme arsenal de armas, explosivos y granadas. Como tuvo que reconocer el Ministro del Interior de entonces, Dr. Jorge Bruni, durante una interpelación, se trataba del caso de acumulación de armamento militar y de guerra clandestino más grande en la historia del país.
Primer elemento sospechoso: el operativo montado en la calle Elba. El entonces Juez Jorge Díaz, quien fuera luego Fiscal General propuesto por el Frente Amplio y actual abogado defensor de connotados dirigentes de la izquierda, organizó un operativo que, desde un principio, dejó por fuera a las Fuerzas Armadas (FF.AA). Por decisión de Díaz, la llegada de la brigada de explosivos del Ejército fue retrasada cinco horas. Según los informes que divulgó Lessa, a la hora 8:45 la Seccional 12 solicitó el apoyo de brigada de explosivos. 15 minutos después, Díaz deja sin efecto la solicitud, permitiendo a la referida brigada comenzar sus trabajos sobre las 13:30 horas. ¿Por qué? Todavía nadie lo ha explicado.
Segundo elemento sospecho: las armas. Hasta hoy día nadie sabe a ciencia cierta la cantidad y calidad exacta del arsenal hallado. Tan confuso es el hecho, que desde la propia Suprema Corte de Justicia se solicitó reabrir el caso en 2010 al considerar que solo 284 de las armas incautadas a Feldman coincidían (existe más de un inventario). Lo que sí se sabe es que había armas obsoletas, pero también armas modernas, engrasadas y con vaselina, prontas para usar. Las estimaciones hablan de entre 700 y 1000. Un lista develada por Lessa detalla: 60 escopetas, 50 rifles, 47 carabinas, 38 fusiles, 16 subfusiles, 3 chumberas, 2 ametralladoras, 245 pistolas, 229 revólveres, 7 pistolones, 514 granadas de mano, 1143 espoletas para granadas de mano, 166 granas de fusil y 103 kilos de pólvora, cargadores, bayonetas, cuchillos, chalecos antibalas, prismáticos, casos de guerra y visores nocturnos. Elementos suficientes para armar a tres batallones completos del Ejército.
Pero éste no es el único elemento sospechoso respecto a las armas. Tampoco se ha explicado por qué, también a disposición del entonces Juez Díaz, en lugar de enviar las armas al servicio de material y armamento del ejército -único depósito judicial autorizado por Ley en el país- pasaron a custodia de la guardia metropolitana. Según los testimonios y documentos a los que accedió Lessa, el Ejército reclamó en tres oportunidades el envío de las armas, que recién se concretó a dos años de incautadas. Las FF.AA destruyeron 1094 armas y partes, reintegraron 6 a sus propietarios, incluyendo 3 Fusiles Fal que habían sido robados a la Armada Nacional en 1992.
Tercer elemento sospechoso: los vínculos del Cr. Saúl Feldman y el resto de los objetos hallados en su casa. Feldman, un profesional de bajo perfil, movía importantes sumas de dinero en pesos, dólares y euros. Según la investigación de Lessa, un día antes del incendio, Feldman había transferido al Brou desde un banco privado títulos holandeses, franceses y alemanes por varios miles de dólares. En su vivienda del modesto barrio Aires Puros había, además de las armas y elementos ya detallados, tres lingotes de oro, varias monedas del mismo metal, documentación falsa y elementos para falsificar documentación. No obstante, lo más llamativo son cuatro extensas listas, escritas a mano y a máquina, en las que se hacía referencia a las armas, proyectiles, cartuchos, vainas y pólvora a «comprar ahora» y «cuando haya guita«. La nota, divulgada por Lessa en el informe, tenía una aclaración: «Los productos subrayados en verde son escasos y codiciables. Hay que comprarlos cuando aparezcan aunque haya poca guita. Números en verde indican la cantidad máxima a comprar.» ¿Con quién se comunicaba Feldman? ¿Cuál era el objeto de las listas? Todavía nadie lo ha explicado.
Los vínculos de Feldman eran pocos. Su hermano lo describió como un estudioso brillante, simpatizante de grupos de izquierda. Se dice que había tenido militancia activa en el Movimiento de Unificación Socialista Proletaria (MUSP), aunque el extupamaro Amodio Pérez le confesó a Lessa que también perteneció al MLN-T, y que la última vez que lo había visto, a finales de la década de los 60′, estaba en el lugar donde los tupamaros tenían secuestrado al empresario italiano Gaetano Pellegrini Giampietro. Luis Nieto, otro integrante del MLN-T, dice no tener dudas de que el caso Feldman tiene relación con los tupamaros. Pese a estos elementos, y a que por el caso fueron citados hasta los veterinarios de las mascotas del Cr. Feldman, ningún exguerrillero fue indagado como testigo del caso.
Cuarto elemento sospechoso: la muerte de Feldman y el cierre del caso. El Cr. Feldman no se encontraba en su casa de Montevideo cuando se registró el incendio y se encontró el arsenal, estaba en otra propiedad del balneario Shangrilá. Cuando los efectivos llegaron a buscarlo, Feldman asesinó a un policía, hirió a otro y se atrincheró. No obstante, el operativo fue suspendido al anochecer con el argumento de que la Policía no tenía suficiente información sobre el interior de la casa y retomado recién a las 6:45 de la mañana siguiente. Es decir que Feldman tuvo toda la noche para quemar documentos, destruir pruebas y organizarse. Nada de esto ha sido explicado, así como tampoco se ha aclarado por qué Feldman fue abatido de 15 disparos cuando la orden inicial era, por lógica (era el único testigo del caso), detenerlo con vida.
Aunque el informe de la policía mencionaba claramente que Feldman había sido «abatido«, incluso «rematado«, hubo documentos manejados a nivel político que abonaban la falsa tesis del suicidio. En su momento hubo disconformidad en los equipos técnicos de la Policía y del Ejército, ya que las autoridades frenteamplistas de la época querían hacer pasar a Feldman como un «coleccionador de fierros viejos» con «trastorno de acumulación«, respaldados en un polémico informe. La realidad es la única verdad: Feldman tenía armas por un valor superior al millón de dólares, algunas robadas, otras prontas para la guerra, además de listas de adquisición de armamento y oro. La tesis del coleccionador trastornado, que se pretende vender como válida hasta hoy día, es vergonzosa.
La autopsia psicológica de Feldman que cita Lessa en su informe estableció como diagnostico principal «…el de un hombre con trastorno esquizoide, lo que le provocaba una disociación importante entre lo que demostraba en su entorno, con habilidad para pasar inadvertido, y su pensamiento con ideas de guerra, lucha armada, justicia social, ideología política ligada a la lucha de clase y su sueño de una sociedad basada en el comunismo libertario…»
Demasiadas interrogantes: el expediente de más de 3.700 fojas no logró develar el origen del armamento, ni sus verdaderos propietarios, ni los eventuales contactos de éste. ¿Por qué se retrasó por cinco horas el ingreso de la brigada de explosivos? ¿Por qué se excluyó a las FF.AA? ¿Por qué las armas fueron entregadas al Ejército con dos años de retraso? ¿Por qué se demoró una noche entera en ingresar al lugar donde se encontraba atrincherado Feldman? ¿Por qué se lo remató si era el único testigo? ¿Por qué nunca se investigaron sus vínculos con la izquierda y la guerrilla? ¿Por qué no se estudió el posible vinculó del caso con la muerte de Miriam Mazzeo, asesinada el mismo mes por una bomba casera que, casualmente, podía ser construida a partir de un instructivo encontrado junto a las armas en la propiedad de Feldman? ¿Por qué se cerró el caso con todas estas preguntas? ¿Quién(es) tiene(n) miedo de que se sepa la verdad trece años después?