El vínculo entre desarme, control de armas y desarrollo
La idea de que el desarme y el control de armas están vinculados no es nueva. El artículo 26 de la Carta de las Naciones Unidas reconoce el desarme como una condición previa para la paz duradera, la seguridad y el desarrollo, haciendo una petición de mantenimiento de la paz y seguridad internacionales con el mínimo desvío posible de los recursos humanos y económicos del mundo para las armas.
No obstante, durante mucho tiempo, el desarme había ido desapareciendo en gran medida de la agenda para el desarrollo. Esto ha sido así a pesar de las claras evidencias de que la acumulación excesiva de armas desvía los recursos necesarios para el desarrollo e impulsa los conflictos armados y la violencia, provocando muertes y sufrimiento innecesarios, desigualdad social y degradación ambiental. Por lo tanto, la incapacidad de establecer sistemas de control de armas y desarme eficaces resulta devastador para el desarrollo socioeconómico, la paz, la seguridad y el bienestar humano.
El Secretario General lo reconoció en su nuevo programa para el desarme, en el que describió «un gran potencial» para que las actividades de desarme nos hicieran avanzar más en nuestra persecución de los objetivos de desarrollo.
El programa, puesto en marcha el 24 de mayo de 2018, ofrece nuevas perspectivas para integrar mejor el desarme y el control de armas en nuestro trabajo en otras prioridades internacionales clave, yendo más allá de nuestra tendencia a observar este asunto urgente desde una perspectiva de seguridad limitada y aislada. En lugar de eso, nos motiva a incluir el desarme y el control de armas dentro del alcance de nuestro trabajo sobre el desarrollo sostenible, la prevención de conflictos y la consolidación de la paz.
Desarme y control de armas: una contribución a la paz y la seguridad
La Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ofrecen una oportunidad única para revisar la relación histórica entre el desarme y el desarrollo. Aunque el ODS 16 sobre sociedades pacíficas e inclusivas, justicia e instituciones firmes reconoce que la paz y unas condiciones duraderas de seguridad son necesarias para el desarrollo a largo plazo, tenemos que entender mejor los diversos ámbitos en los que el alcance de los objetivos de desarme puede contribuir a la implementación de los ODS. Todos los Estados Miembros se han comprometido a adoptar este enfoque integrado.
Una preocupación central para el desarme y el control de armas es la protección de los civiles del impacto de las armas. Las medidas para prohibir o restringir determinadas armas en terrenos humanitarios desempeñan un claro papel a la hora de reducir la violencia armada y las tasas de mortalidad relacionadas, que es un objetivo del ODS 16.1. La urbanización cada vez mayor del conflicto armado y el uso de armas explosivas en pueblos y ciudades tiene impactos especialmente devastadores sobre la población civil, provocando muertes y heridos, desplazamientos forzados y la destrucción de los medios de subsistencia y las infraestructuras. En respuesta al aumento de la violencia armada, las Naciones Unidas respaldan los esfuerzos de los Estados Miembros de desarrollar limitaciones adecuadas, normas comunes y políticas de conformidad con las leyes humanitarias internacionales sobre el uso de armas explosivas en zonas pobladas.
A través del ODS 16.4 para reducir de forma significativa los flujos de armas ilícitos, la Agenda 2030 refleja explícitamente la importancia del control de armas para promover la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible, al tiempo que el desarme y el control de armas pasan a estar dentro del alcance de las políticas de desarrollo. Para proporcionar soluciones sostenibles y coherentes con un enfoque firme de desarrollo relativo al problema del escaso control de armas, las Naciones Unidas establecerán un servicio fiduciario de asociados múltiples mediante el Fondo para la Consolidación de la Paz, contribuyendo así a los objetivos del ODS 16.4 y 16.a para fortalecer las capacidades institucionales de los Estados con el fin de evitar la violencia, el terrorismo y el crimen.
Desarme y control de armas: una contribución a una Agenda 2030 más amplia
El avance en los objetivos de desarme y control de armas también respalda la consecución del resto de ODS, desde una buena salud y educación de calidad hasta la igualdad de género, el crecimiento económico, un menor número de desigualdades y ciudades seguras.
El desarme y el control de armas puede impulsar el progreso para alcanzar el ODS 3 sobre buena salud y bienestar, ya que la violencia armada es la principal causa de la muerte prematura y el origen clave de heridas, discapacidad, trauma psicológico y enfermedades. También existe una preocupación cada vez mayor sobre el riesgo de adquisición y uso de armas biológicas. Para abordarla, las Naciones Unidas consolida la capacidad de los Estados Miembros para llevar a cabo la Convención sobre las Armas Biológicas y establecerá una capacidad permanente para realizar investigaciones sobre el presunto uso de las armas biológicas.
El ODS 4 sobre educación de calidad se beneficia de la educación sobre el desarme, que fomenta una cultura de paz y no violencia. Crear conciencia sobre los asuntos de desarme enfatiza los enfoques para reducir y eliminar los conflictos violentos. También motiva los esfuerzos para mejorar la seguridad nacional e internacional en niveles inferiores de armamento. Dicha educación transmite conocimiento y habilidades que motivan a las personas a participar en la consecución de objetivos de desarme concretos.
Con respecto al ODS 5 sobre igualdad de género, el desarme con perspectiva de género y el control de armas tienen una importancia reconocida a la hora de eliminar la violencia contra las mujeres y niñas tanto en ámbitos públicos como privados. Las armas tienen diferentes impactos en las mujeres, los hombres, las niñas y los niños. Aunque los hombres y niños contabilizan las muertes más violentas y suponen la mayoría de usuarios y propietarios de armas, las mujeres y niñas son, con más frecuencia, las víctimas de la violencia de género promovida por armas pequeñas, incluida la violencia doméstica y sexual. Para abordar la violencia contra las mujeres, es fundamental que las consideraciones de género se tengan en cuenta en el desarrollo de leyes y políticas sobre el desarme y el control de armas. También tenemos que cambiar los estereotipos predominantes de género relativos a la masculinidad y asociados con la propiedad y el uso de las armas pequeñas, que aumentan el riesgo de violencia de género.
Además, existe una estrecha relación entre el desarme y la consecución del ODS 8 sobre el trabajo digno y el crecimiento económico. Los estudios de las Naciones Unidas han demostrado que el gasto militar excesivo tiene un impacto negativo en el crecimiento económico, la inversión de capital y el empleo. Reducir los presupuestos militares puede disminuir estos efectos negativos y permitir que el gasto público se redirija a programas centrados en las personas para el desarrollo social y económico. Estas medidas también contribuirán a que se alcance el ODS 10 para que haya menos desigualdades. Para fomentar el control mutuo del gasto militar, las Naciones Unidas buscan oportunidades para el diálogo regional y el desarrollo posterior de iniciativas de fomento de la confianza.
La transparencia y las iniciativas de fomento de la confianza, como el Informe de las Naciones Unidas sobre Gastos Militares, pueden aumentar la confianza entre países, lo que generaría una mayor estabilidad. Este y otros instrumentos de transparencia, como el Registro de Armas Convencionales de las Naciones Unidas, en el que los Estados informan de las importaciones y exportaciones de armas, fomentan las instituciones eficaces, responsables y transparentes, un compromiso clave del ODS 16.6.
El desarme y el control de armas contribuyen también al ODS 11 sobre seguridad, resiliencia y sostenibilidad de ciudades y asentamientos humanos. En muchos países, los depósitos de armas y munición se encuentran en zonas pobladas en las que las explosiones no planeadas pueden provocar grandes niveles de bajas, heridos y desplazados, además de pérdidas económicas y destrucción de los medios de subsistencia y las infraestructuras. Durante las últimas décadas, más de la mitad de los Estados han experimentado explosiones accidentales en zonas con munición. La gestión segura y protegida de arsenales, incluida la identificación de excedentes y su destrucción, ayuda a evitar que se produzcan dichos incidentes. A través del desarrollo y la divulgación de normas, directrices y mejores prácticas, las Naciones Unidas apoyan a los Estados a la hora de mejorar la seguridad física y la gestión de arsenales de sus armas y munición. Las Normas Internacionales para el Control de las Armas Pequeñas y las Directrices Técnicas Internacionales sobre Municiones son ejemplos excelentes de esos esfuerzos.
Por último, la comunidad de desarme puede contribuir a una gobernanza global más inclusiva, un objetivo expresado en los ODS 5.5 y 16.8. Para lograr mayor inclusividad, tenemos que seguir promoviendo la participación igual e íntegra de las mujeres en todos los procesos de toma de decisiones sobre el desarme y apoyar la participación activa de todos los Estados, especialmente los países en desarrollo, en los foros de desarme. Un mecanismo de desarme más inclusivo dará lugar a resultados de las políticas más eficaces y sostenibles en todos los aspectos de la paz y la seguridad, y debería ser uno de los puntos en los que centrar en mayor medida nuestros esfuerzos.
Mirar hacia el futuro: fortalecer las alianzas para el desarme
Considero que la inversión en el desarme y el control de armas es una inversión directa en la paz y la seguridad a largo plazo, y, por lo tanto, en el desarrollo sostenible. Los ODS proporcionan un marco completo y universal para la acción, y me comprometo a establecer y reforzar las alianzas y colaboraciones para alcanzar los Objetivos. Avanzar en el desarme y el control de armas supone una diferencia real para el desarrollo. Reconocer este hecho a una escala mayor hará que el mundo sea más seguro, más próspero y esté mejor preparado para enfrentarse a los retos del siglo XXI.